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PRIMERAS

IMPRESIONES

        Cuando en Rizoma empezamos a plantearnos el futuro trabajo de consultoría para el Museo Nacional de Antropología, realizamos una primera ronda de visitas como usuarios de a pie. Realizamos diversas visitas a la exposición permanente y a las distintas muestras temporales que se han dado en los últimos meses para ver cual era la sensación que el espacio nos transmitía, familiarizarnos con él, qué tenía que comunicarnos mediante su colección y exposición temporal, cómo estaba organizado, etc.

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        En un inicio, debemos decir que nuestros prejuicios para con el Museo eran ciertamente más negativos que positivos. Creíamos que nos encontraríamos con una institución estatal decrépita, abandonada y con poco interés para el circuito cultural madrileño de hoy en día.

  Si bien es cierto que, en nuestras primeras visitas al Museo, después de atravesar la solemne entrada del edificio, notamos una falta de información en cuanto a exposición se refiere, falta de recursos para el visitante, un mal uso de materiales gráficos y algunos fallos de diseño expositivo, pudimos valorar positivamente el interés de la colección y los criterios utilizados para los temas que tocaban en exposiciones temporales, así como el abanico de actividades que plantean en su programación (conferencias, talleres infantiles, visitas escolares…).

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        La imagen que teníamos del Museo cambió radicalmente tras las primeras reuniones con los miembros del equipo directivo, pues nos informaron no sólo de su nueva filosofía y plan de actuación en marcha, sino que también nos mostraron personalmente las dificultades que veían en su día a día. En este sentido, era importante tener en cuenta el peso que tiene la figura de “museo estatal” de cara a las tareas burocráticas, así como las presupuestarias y a la financiación de organismos privados. Además no se trata exclusivamente de una cuestión económica, pues para el Museo es cada vez más complicada la gestión de un espacio que sin duda se ha quedado pequeño en lo que respecta a las necesidades de conservación del patrimonio, a las necesidades del equipo de trabajadores, y, ante todo, a las necesidades de una programación paralela que va más allá del mero formato expositivo.

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        Esta reuniones también nos sirvieron para que nos contaran de primera mano cómo estaban afrontando estas problemáticas mientras “el espectáculo debe continuar”.  Asimismo, estas reuniones nos sirvieron para dejar de manifiesto y percibir tanto su filosofía como sus motivaciones y aspiraciones actuales, algo que valoramos mucho porque nos ha sido de gran ayuda a la hora de analizar en profundidad esta institución en constante evolución, y más aún en la última temporada.

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