El 2013 es una fecha clave para el Museo Nacional de Antropología. Realiza un cambio de filosofía, gracias al nuevo plan de actuación que todavía sigue vigente. Desde ese momento, se toma un leit motiv por bandera para realizar todas las actividades, a través de las cuales se procura crear un lugar de inclusión y fomentar la diversidad cultural en la sociedad. Diciéndose a sí mismo “Todxs iguales, todxs diferentes” se va actualizando y reconstruyendo el museo entorno a una filosofía que, si bien responde a una política estatal, el Plan de museos+sociales, no cabe duda que es un compromiso personal de los trabajadores del Museo de acuerdo con el Plan de Actuación redactado por Fernando Sáez Lara, que intentan en toda su actividad reflejar una ideología inclusiva, participativa y más social. Un claro ejemplo del esfuerzo por programar y actuar de acuerdo con su filosofía y sin dar la espalda al contexto social en continuo cambio se ve claramente reflejado en la idea del eslogan. En 2013, nace el nuevo eslogan del Museo: “El museo de la gente como nos+otros”. Actualmente, este eslogan ha cambiado el “otros” por “otrxs”, lo que responde, una vez más, a esa intención constante del museo por acercarse al público y actualizar su discurso de acuerdo con la realidad social que lo rodea.

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        Como ya hemos visto a lo largo de todo el análisis, esta institución, más allá de las obligaciones con su colección permanente, digamos que ha encontrado nuevas motivaciones, principalmente en su fin de difundir y función de divulgar: aspirar a que el museo deje de ser un escaparate para pasar a ser un catalizador y un mediador entre los diferentes colectivos que conviven en nuestra sociedad.

  Esto lo hemos podido ver reflejado en varias iniciativas tomadas por el Museo y que extraemos del análisis:

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        Por un lado, en cuanto a contenidos, han abierto una nueva vía por la que poner en práctica su nueva filosofía, el marco de las actividades temporales, y han diseñado una programación que pretende, por un lado, compartir las raíces y realidades de las comunidades migratorias asentadas entre nosotros y, por otro lado, visibilizar a esos grupos ofreciéndoles un espacio de reconocimiento y para la recuperación de su propia dignidad. Asimismo, se le ha dado mayor cura a la comunicación, entendida esta como algo que afecta a la construcción de la imagen de la institución y como nexo de unión con su público o forma de generar comunidad. Por otro lado, la latente iniciativa de abrirse hacia todo tipo de públicos, fomentando así la interacción con públicos más heterogéneos con nuevas perspectivas y que componen hoy nuestra sociedad.

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        Todo esto que se encuentra en marcha, sin duda, genera la dinamización y expansión del espacio, camino de una mayor presencia en el imaginario colectivo de la ciudad, para convertir el Museo en un espacio de reflexión social, antropológica y cultural, en un punto de encuentro e intercambio. El museo como un catalizador para la evolución y desarrollo de las personas y el pensamiento.